Iñigo Martínez (Ondarroa, 1991) se ha ganado en apenas dos partidos el respeto de la afición blanquiazul. Ha llegado al primer equipo sin hacer mucho ruido, pero se ha convertido en indiscutible para Philippe Montanier. El ondarrutarra comienza a creerse lo que le está pasando, pero reconoce que aún le da vergüenza el hecho de que le paren por la calle y le pidan un autógrafo.
Nunca dejar de jugar un Mundial tuvo una consecuencia tan positiva, ¿no?
Ha sido positivo. Sabía que tenía las dos cosas. Si no iba, hacía la pretemporada con el primer equipo. Por eso no me molestó no ir. Tenía claro que si no iba, iba a luchar por tener un puesto en la Real.
Ahora le pararán mucho por la calle. Ya es un futbolista conocido...
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