Asier Illarramendi se ha ganado a la grada de Anoeta, con su fútbol claro, su visión de juego, su ritmo de martillo pilón y la sencillez que aplica a todos los asuntos difíciles. Como por ejemplo, hacer la luz en el centro del campo en el partido de ayer.
Real y Granada convinieron en que todo se jugase por dentro y se entregaron a la faena con gran disciplina. El resultado fue un centro del campo superpoblado, sin espacios ni forma de avanzar, que pedía a gritos que alguien iluminara aquello. Apareció un chaval con la linterna, de nombre Asier Illarramendi, y puso la luz suficiente. No fue un partido para deslumbrar a nadie, pero el que más y mejor buscó los huecos y dar aire al juego fue él...
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