Durante las dos temporadas que estuvo Lasarte al frente de la Real fueron muchos los que le acusaron de inmovilismo en el banquillo. No se le puede reprochar lo mismo a Philippe Montanier, al menos en lo que se está viendo en este comienzo de Liga. El técnico francés vino precedido por la fama de que no le temblaba el pulso a la hora de dar oportunidades a la cantera, pero lo que no se sabía es que arriesgaba tanto en variantes inesperadas.
Nada más llegar dejó claro que su esquema era el 4-3-3, y sus primeros pruebas originales fueron situar de extremo a Diego Ifrán o Agirretxe, dos delanteros centros, y, ya durante la gira por Italia, ensayó ante el Bari con Javi Ros en el lateral derecho.
El comienzo de la temporada oficial no ha frenado el espíritu innovador del galo...
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